¿Cómo te sientes cada mañana cuando te levantas? ¿Te sientes cansado? ¿Sufres molestias?… Estas sensaciones pueden estar relacionadas con cómo es tu espacio de trabajo. Tu entorno tiene un gran efecto en cómo te sientes y cómo te comporta. Y puesto que el trabajo ocupa muchas horas de nuestra vida, el entorno de trabajo es especialmente crítico, sea en la oficina o en casa, como ahora.

En un post anterior, ya definimos cuáles son las molestias asociadas al trabajo de oficina y cómo debe ser la silla para evitarlas, y también publicamos un webinar con consejos para adoptar una postura saludable. Al final de este artículo, ponemos a tu disposición una guía práctica de ejercicios que te ayudarán a prevenirlas y que puedes realizar en la propia oficina o en casa.

Reglas de oro para un trabajo saludable

Pero antes, exponemos unos breves y sencillos consejos, que te reportarán importantes beneficios si los incluyes entre tus hábitos diarios:

– Para evitar los inconvenientes del trabajo estático, nada mejor que moverse. Levántate de vez en cuando para relajarte.

– Para evitar dolores de espalda, una vez descartadas las enfermedades, es muy recomendable realizar cada 45 minutos microdescansos de 2 minutos, ejecutando estiramientos de brazos, piernas y columna. Tómese un respiro. Los descansos cortos y regulares son más beneficiosos que las pausas más largas cada menos tiempo.

 

– Cambia de postura de forma consciente frecuentemente durante un periodo de trabajo de varias horas sentado.

– De vez en cuando estira y dobla alternativamente las piernas, y trabaja variando la postura de los antebrazos.

– No utilices tu silla en la posición que te la entreguen. Aprende a ajustar la altura del asiento, su inclinación… y cuantas regulaciones admitan su silla y mesa de trabajo, como puedes ver en este webinar. Recuerda que es fundamental que las dimensiones de tu puesto de trabajo se adapten a tus características corporales.

– Es bueno alternar el uso del ratón con mano derecha e izquierda indistintamente, para no sobrecargar más un lado que otro de nuestra espalda.

– Ordena su mesa de trabajo. Aunque te sorprenda, un puesto de trabajo desordenado elimina energías y concentración, porque tu mente está constantemente distraída por el desorden.

– Realiza ejercicios de respiración. Aspira profundamente por la nariz. Aguanta el aire durante tres segundos. Después espira lentamente por la boca: haz ocho respiraciones cortas seguidas de una larga.

– El color refuerza nuestro estado de ánimo. Si trabajas en un entorno muy conservador, rodéate de algunos objetos que aporten toques de color: un portarretratos de un tono vivo, clips de colores para papeles, etc.

– Una planta sobre la mesa también nos aporta sensaciones positivas. Ahora bien, tiene que estar sana; si se marchita tírala o sustitúyela.

 

 

– El ejercicio es eficaz para prevenir, y en los enfermos para acelerar su recuperación y mejorar su autonomía. Un plan de entrenamiento, combinado con una dieta adecuada y un estilo de vida saludable, puede mejorar drásticamente nuestro aspecto y nuestra forma de vivir. De hecho, además de los beneficios físicos que aporta, entre las personas que practican algún deporte hay una menor incidencia de tensiones, depresiones, ansiedad, irritabilidad, cansancio, etc.

– No sufrir nunca. Existe una gran diferencia entre el ejercicio adecuado, que fortalece y previene el dolor, y el esfuerzo excesivo, que lesiona y causa dolor. El tópico “para mejorar, hay que sufrir” es falso. Hay que trabajar poco a poco, con paciencia, conciencia y prudencia. Escucha a su cuerpo.

– Evita el tabaco. Al margen de otros motivos, de sobra conocidos, el dolor de espalda es más frecuente entre fumadores.

– Para atenuar el impacto de la luz, cierra los párpados a medias durante un minuto.

– Para ejercitar los músculos focales, mira alternativamente objetos cercanos (a unos diez centímetros) y lejanos (a más de 6 metros) por la ventana, fijándote en los detalles.

– Para ejercitar los músculos oculares, sigue con la mirada el contorno del techo, moviendo la cabeza lo menos posible.

– Establece unos hábitos diarios alimenticios básicos. Es mejor hacer tres comidas ligeras al día que una o dos más copiosas. No te salte nunca el desayuno, y evita hacerlo de manera rápida o tomando algo por el camino. Un desayuno nutritivo te proporciona un nivel más alto de energía y un estado mental más saludable, lo que mejora tu actitud ante el trabajo.

A continuación, te invitamos a descargar este ebook con ejercicios prácticos y muy sencillos para realizar mientras trabajas EN FORMA EN LA OFICINA… y en casa

 

¡Y recuerda! utiliza una silla realmente ergonómica.