“Entendemos las oficinas siempre teniendo en cuenta a las personas; esta es la seña de identidad de nuestros proyectos”

 

Con 45.000 empleados en más de 70 países, Cushman & Wakefield está entre las mayores firmas de servicios inmobiliarios, con ingresos de 6 billones de dólares en servicios como agencia, gestión, capital markets, facilities services (C&W Services), global occupier services, investment management (DTZ Investors), tenant representation, y valuations & advisory. “Asesora a nuestros clientes a transformar la manera en que la gente trabaja, compra y vive”. En España, Cushman & Wakefield cuenta con más de 28 años de experiencia, y un equipo multidisciplinar de más de 215 profesionales.

 

Hablamos con Carlos Pueyo, socio director de Project & Development Services de Cushman & Wakefield, sobre algunos de sus últimos proyectos, la evolución del diseño de oficinas y la reactivación del sector.

 

  • ¿En qué proyectos trabaja actualmente Cushman & Wakefield?

 

Tenemos dos proyectos muy importantes. En Madrid, estamos a punto de acabar un trabajo para Huawei, los 23.000 metros cuadrados de sus nuevos headquarters (oficinas centrales). Y en Barcelona acabamos de ganar el proyecto de Shibsted, que son 11.000 metros cuadrados en un edificio todavía en construcción. Trabajamos también para Ernst & Young, Boston Consulting Group, etc., todos ellos clientes para los que trabajamos con cariño.

 

  • ¿Cree que Cushman tiene un sello de identidad, un ADN que deja una impronta especial cuando diseña una oficina y que es posible identificar?

 

Más allá de la pasión que pone el equipo y de las ganas de cada uno de sus miembros, sí creo que entendemos las oficinas siempre teniendo en cuenta a las personas. En el siglo XXI no podemos hacer una oficina sin tener en cuenta a quienes las ocupan y todas cuestiones asociadas: sostenibilidad, wellbeing (bienestar), etc., cuestiones que tenemos en cuenta al abordar un proyecto.

 

  • Desde su experiencia, ¿cómo ha evolucionado el diseño de oficinas en los últimos cinco o diez años?

 

Sin duda se ha ido dando respuesta a las necesidades de las empresas actuales, con su globalización y disrupción tecnológica. Además, se tienen en cuenta cuestiones como el cambio generacional y la demografía: en el 2025, el 75% de la fuerza laboral serán millenials. Para atraer a estas personas, al mejor talento, para contar con esa ventaja competitiva, es preciso alinear la estrategia de negocio, los comportamientos de este nuevo talento y el espacio. No podemos olvidar los requerimientos de estas personas referidos al espacio, el que para ellos sea el ideal. Sabemos que estos millennials tienen entre sus valores el de la sostenibilidad y demandan bienestar en el espacio laboral, aspectos que interesan también a las variadas generaciones que conviven en las oficinas hoy día.

 

Está más que demostrado que cuanto las personas se sienten a gusto en el espacio de trabajo, se sienten más comprometidas, trabajan mejor y son más productivas.

 

De hecho, señala Carlos Pueyo que ahora durante el proyecto se habla también mucho con el departamento de recursos humanos y con la Dirección de las compañías. “Nuestra empresa elabora regularmente una publicación que realizamos con otra entidad, y que es el resultado de nuestras conversaciones con los CEO de empresas de todo el mundo, donde se pone en evidencia que la principal preocupación de la alta dirección en estos momentos es el talento.

 

Si en el siglo pasado se conjugaban las necesidades del negocio con el espacio, la gran diferencia es que ahora se tienen más en cuenta a las personas. Por lo tanto, en nuestras relaciones con el top management de las compañías, el área de recursos humanos ya está involucrada y es un motor de cambio”.

 

  • ¿Las oficinas están sabiendo acompañar a las empresas en sus procesos de transformación, o son esos procesos los que obligan a cambiar los espacios de trabajo?

 

En mi opinión, la oficina es una herramienta para ese proceso de transformación. Si la empresa no tiene una vocación de cambio, si no se tiene en cuenta que la oficina es otra herramienta útil para desarrollar ese proceso y ser competitivos, no logrará su propósito de igual manera. Contar con una oficina apropiada es una condición necesaria para la lograr esa transformación, pero no es suficiente. Si la empresa no da el salto cultural preciso para que los empleados aprendan las nuevas maneras de trabajar, si no se fomenta la colaboración, las sinergias, etc., la empresa finalmente no logrará esa transformación. Acabará teniendo unas oficinas muy buenas, pero que no encajan con su cultura. En definitiva, ocurrirá lo que sostenía Peter Drucker: la cultura se comerá a la estrategia para desayunar.

 

  • ¿Cuáles son los cambios más disruptivos que están teniendo lugar en los espacios ocupados por oficinas?

 

La gran disrupción actual es la tecnología, sobre todo la movilidad, que ha roto el binomio empresa-puesto de trabajo. Si ahora ya es posible trabajar desde cualquier sitio, está muy claro que la oficina se debe transformar, dado que el elemento fundamental ya no es la mesa. Si antes el 85% de la oficina eran puestos de trabajo, la realidad es que tan sólo el 35% del trabajo actual es individual. De ahí que las nuevas oficinas tengan más espacios abiertos que inviten a la colaboración entre los empleados, a la concentración, que faciliten realizar llamadas telefónicas individuales, para tener entrevistas uno a uno, desarrollar reuniones, etc.

 

Obviamente, estos son trajes a medida, porque lo que le sirve a una empresa no necesariamente es útil para otra. De ahí que todo el análisis que hacemos nosotros, sobre todo en lo relativo a workplace (espacios de trabajo) es fundamental; es preciso entender las necesidades exactas de cada organización, de forma que estrategia y cultura corporativa se encuentren.

 

  • ¿Cómo realizan ustedes ese análisis con sus empresas cliente, cómo las ayudan en ese sentido?

 

Sobre todo desarrollando un proceso muy estructurado, que pasa por la fase de workplace y del transaction management, que son esenciales para conocer cómo deben diseñarse los puestos de trabajo, de acuerdo con las necesidades corporativas, también relativas a la cultura. Finalmente, llega la fase del diseño y la gestión de todos los trabajos que llevan a implantarlo.

 

  • ¿Cree usted que su sector se está reactivando? Y si es así, ¿piensa usted que esto se debe a que las empresas valoran más que el diseño de sus oficinas está vinculado a su estrategia empresarial?

 

Sí, después de unos años de crisis, estamos viendo una reactivación. Son más las empresas que se preparan para crecer, también en espacios, y esa es una buena noticia. Y sí, las personas ya aparecemos en el top of the mind, en la parte superior del pensamiento estratégico de los decisión makers, de las personas que toman las decisiones estratégicas en las empresas. Por lo tanto, como ya he dicho antes, una empresa que quiera avanzar no podrá hacerlo si no tiene en cuenta a las personas. Las oficinas son herramientas que ayudan al engagement de las personas, en definitivas, a que estén más comprometidas con el negocio, más alineadas con la organización. Las nuevas oficinas que tienen en cuenta la nueva forma de trabajar facilitan el alineamiento con los valores de la compañía, porque las oficinas son también una muestra de los valores corporativos. Para nosotros, la oficina es una muestra la visión de la empresa, hacia dónde quiere ir. Y nosotros ayudamos a cualquier empresa a recorrer ese camino, teniendo en cuenta los límites de nuestro campo —los servicios de real state—, que engloba tanto la búsqueda de oficinas como la transformación de los espacios.