Por primera vez en la historia de España conviven cuatro o cinco generaciones en el mismo tiempo y espacio de trabajo y tienen una diferencia de edad de aproximadamente 51 años.

Tal y como señala el Observatorio Generación y Talento, Veteranos, Baby Boomers, Generación X, Generación Y, Generación Z… Ninguna de ellas tiene el mismo modo de trabajo, formas de proceder, conocimientos y circunstancias laborales y vitales.

Esta realidad generacional se hace estratégica para las organizaciones porque todavía son muchos los desafíos por resolver. Entre otros, dice el Observatorio, necesitamos que los Baby Boomers (1956-70) se jubilen lo más tarde posible y que sigan aportando valor. Sin embargo, los desvinculamos o no contamos ya con ellos, y nadie mide en términos económicos lo que supone la descapitalización de su conocimiento.

Mientras, la generación X (1971-81), actualmente atrapados entre las cargas propias de su edad, hijos, hipotecas…y la falta de proyección en sus carreras profesionales por el tapón de los Baby Boomers, se sienten estresados y desmotivados porque todo recae sobre ellos.

Startup

La generación Y (1982-92), los mejor formados, o no trabajan o en el mejor de los casos ha tenido una incorporación muy precaria al mercado laboral o se han planteado la emigración, hacen trabajos que no se corresponden con su formación y sin embargo los queremos retener. Es la primera generación digitalizada e híper conectada; con ellos comenzó el “trabaja donde y cuando quieras”, y la oficina perdió su sentido original.

Y finalmente, la generación Z (1993-2010). Es la más consciente de la rapidez de los cambios, y su dominio de la tecnología y formación son admirados y temidos por el resto de generaciones. Entre sus fortalezas, la movilidad, el emprendimiento y el trabajo en equipo, y entre sus debilidades, el exceso de ego.

“Es evidente que el Know how de las organizaciones se encuentra en sus personas, pero necesitamos herramientas para transferir el conocimiento y, al mismo tiempo, necesitamos conocer, atraer y gestionar a las nuevas generaciones que serán las impulsoras del cambio”, argumentan desde el Observatorio.

Tres aspectos son claves en el reto de la colaboración intergeneracional: la cultura de la empresa, la tecnología y el espacio de trabajo. En efecto, ofrecer una variedad de espacios colaborativos, que mejoren el encuentro entre todos los miembros de una empresa ayuda en este sentido.

Trabajo en grupo

En los proyectos de oficina que desarrollamos hemos pasado de plantearnos “¿Cuántos trabajadores puedo tener por m2?  A cuestiones tipo: “¿Podemos mejorar la experiencia laboral de las personas? ¿Cómo podemos ayudar a romper barreras intergeneracionales? ¿Cómo puede el espacio promover el sentido de pertenencia de las plantillas?

El foco de la cuestión se desplaza hacia la construcción de una experiencia de empleado memorable. Y con ese objetivo, hoy por hoy, la mayoría de las empresas, y no sólo las grandes corporaciones, van incorporando en sus sedes espacios donde las dinámicas de trabajo se mezclan con otras más sociales y humanas. Ágoras, salas de recreo, cafeterías, lounge… fomentan conexiones sólidas entre las personas y facilitan la transmisión del conocimiento. Es ahí donde todos los empleados se sienten a gusto; donde conviven y donde los diferentes talentos fluyen.