Con la llegada de las nuevas tecnologías de comunicación hemos visto una aparición de fenómenos que nunca antes habíamos experimentado, tanto en la manera de relacionarnos como en la forma de percibir el mundo. Pero sin duda una de las novedades que más revolucionan nuestra vida es la transformación del paradigma de la oficina para trabajar.

Hoy todo es posible: las tecnologías avanzan a un ritmo vertiginoso, y cada vez hay más facilidades para los que entienden el trabajo de una manera diferente; deslocalizado, remoto y flexible. Son los “nómadas digitales”.

Dave Cook, antropólogo e investigador de la University College London, define a los “nómadas digitales” como “una tropa de alegres millennials que escapan de la rutina diaria para viajar por el mundo trabajando con sus portátiles en playas remotas”, nos recuerda la revista Nueva Empresa.

 

nómadas digitales

 

Soy nómada digital, “trabajo donde y cuando quiero”

La globalización y la tecnología han hecho posible la ubicación de la oficina en cualquier parte del planeta. Según Fernando de Águeda, Presidente de Gluppi, “un nómada digital se crea por la necesidad de salir de la gran ciudad, huir de la rutina, del ritmo acelerado de vida de las grandes urbes y conseguir, sin embargo, ser capaces de llevar un trabajo adelante en cualquier parte del mundo, viviendo experiencias nuevas, no sólo laborales, sino personales”.

La realidad es que el auge en la deslocalización del trabajo es una realidad que irá en aumento. “De hecho, según algunas investigaciones, se prevé que en 2.035, unos 1.000 millones de personas en el mundo trabajarán lejos del lugar donde cotizan; se estima que en 2020, el 60% de la población trabajará en remoto.”, señala Fernando de Águeda.

Las nuevas tecnologías, unidas a la flexibilidad laboral, la globalización  y la nuevas culturas corporativas, favorecen el “trabaja donde y cuando quieras” , la deslocalización de las oficinas y que los nómadas digitales hayan llegado para quedarse. La mayoría son freelancers que viajan por el mundo mientras trabajan: diseñadores, fotógrafos, desarrolladores web, community managers… Pero lo cierto es que cada día son más los empleados que llegan a a acuerdos con sus empresas para trabajar en remoto por espacios de tiempo. A estos últimos, nos referimos en este post.

Ir al trabajo ya no implica estar en una oficina. Es una relación entre empleado y empresa distinta que implica nuevas oportunidades, y que plantea nuevas fórmulas de gestión de las personas y una relación laboral alejadas del presentismo.

 

 

La oficina, el punto de encuentro de los nómadas digitales

El trabajo remoto representa un desafío para los nómadas digitales y los empleadores por igual. Sin la capacidad de reunir al equipo en un lugar físico, las empresas corren el riesgo de que estos empleados sientan que no reciben apoyo y que se quedan al margen. No ven cómo contribuyen al objetivo colectivo, y esta desconexión puede despertar su frustración y hacerles perder motivación.

Las personas tienen una necesidad básica de sentirse parte de una comunidad y compartir con otras. Las empresas tendrán que dar a estos nuevos profesionales las herramientas necesarias para que puedan trabajar bajo la misma marca desde cualquier parte del mundo. Tendrán que facilitarles, igualmente, espacios donde temporalmente puedan sentirse “en su casa”. La oficina no solo fomenta las relaciones sociales, sino que las refuerza.

 

Flexibilidad, tecnología y coworking

Ahora bien, la oficina no puede dar respuesta a esta nueva fuerza laboral con conceptos de diseño del espacio tradicionales. Debe reunir, entre otros, los siguientes atributos:

  • Flexibilidad, tecnología y coworking/espacios colaborativos son las tres premisas punto de partida en las nuevas oficinas que tienen en cuenta el auge de este nuevo talento.
  • Los nómadas digitales acuden a la oficina a colaborar y compartir en equipo, por ello, es importante incrementar la superficie de los espacios informales, de valor añadido y colaboración.
  • La tecnología es otro de los grandes retos de las nuevas oficinas, ya que promueve la movilidad e impulsa la colaboración entre diferentes equipos dispersos geográficamente.
  • Una buena aproximación para el diseño de las oficinas con nómadas digitales es la no territorialidad, es decir, los puestos son compartidos y no asignados a una persona concreta.
  • Para satisfacer la flexibilidad que necesita una oficina de “paso” para muchos trabajadores, igualmente necesarios son los espacios polivalentes, fácilmente reconfigurables para diferentes usos y número de personas.
  • Oficinas sostenibles, una  fuerte demanda  de las nuevas generaciones: gestión integral de energía y medioambiente, políticas de reducción de CO2 o medición de la huella de carbono, políticas de reciclaje, paper less…
  • Diseño que “les enganche” con la marca y les haga sentirse “como en casa”.
  • Espacios alineados con las nuevas políticas corporativas del bienestar orientadas a la retención del talento. Las empresas están invirtiendo en su espacio para mejorar el entorno de trabajo y aumentar la satisfacción de sus personas.

 

¿Quiere esto decir que las oficinas tradicionales desaparecerán? Por supuesto que no. Los diferentes espacios de trabajo resuelven distintas necesidades, en función de cada persona, estilo de vida, empresa o proyecto.