Es importante que exista buena iluminación siempre, independientemente de la actividad que realicemos. Hay que tener en cuenta aspectos como la cantidad de luz necesaria, la posición del mobiliario con respecto a las ventanas, el uso de la luz natural y artificial o el uso de cortinas o estores entre otros factores. Una buena iluminación de nuestro entorno de trabajo puede aumentar la productividad hasta en un 5%.

Una buena iluminación brinda seguridad y confort en el lugar de trabajo. Además, permite resaltar los elementos que componen un ambiente determinado. Con la luz adecuada conseguimos que la captación de información sea correcta. Además, influye en el bienestar físico y psicológico de las personas y en su productividad.

En el ámbito laboral es esencial que la luz nos permita ver sin dificultad las tareas que estamos realizando, así como que los lugares de paso, escaleras o pasillos estén bien iluminados. No solo tiene que garantizar la comodidad visual, también tiene que crear un ambiente agradable y una atmósfera adecuada para el trabajo.

En caso de que la iluminación no sea la correcta, se pueden cometer errores en el trabajo o sufrir accidentes. Además, la mala iluminación aumenta la fatiga visual con los problemas que esto puede conllevar en los ojos como sequedad, picor o escozor, dolor de cabeza, cansancio, irritabilidad, falta de atención o cambio de humor.

Cuando se realiza un estudio de la seguridad del trabajo, el nivel de iluminación correcto viene dado cuando se puede distinguir sin problemas las formas, los colores, los objetos en movimiento y apreciar los relieves.

Para lograr que el diseño de la iluminación sea el preciso, hay que estudiar qué tipo de actividades se harán en el espacio en cuestión, el tiempo que se necesita invertir para llevarlas a cabo o el número de lugares que se quiere iluminar. Para ello, habrá que respetar las leyes vigentes y normas específicas para cada lugar.

De esta manera se podrá establecer el nivel de luz necesario. Si se sobrepasa, provocará un gasto elevado en el personal. Si no se alcanza, el desempeño se ve reducido y además provoca una mala actitud hacia el trabajo. Por ejemplo, si vemos luz reflejada en una pantalla, nuestro cansancio aumenta además de que los múltiples contrastes provocan variaciones en la adaptación del ojo lo que ralentiza el trabajo.

También es importante tener en cuenta qué aspectos quieres favorecer en cada ambiente y en función de ellos deberás usar una tonalidad de luz concreta en cada uno. La luz neutra propicia ambientes relajados y la luz fría se usa en ambientes activos donde se necesite un gran rendimiento y concentración como una oficina, por ejemplo.

Consejos para una buena iluminación

  • Emplea luz natural siempre que sea posible. Sus cualidades son mejores que las de la luz artificial y además genera bienestar. Ten en cuenta que depende de aspectos atmosféricos, horas del día u otra situación así que no dudes en apoyarte en otro tipo de luz siempre que sea necesario.
  • Sitúa correctamente las mesas o elementos del puesto de trabajo al lado de las ventanas, pero sin que los empleados sufran deslumbramientos o que la luz se vea reflejada sobre las superficies de trabajo.
  • Usa cortinas, estores, persianas o toldos para controlar la luz solar.
  • Emplea iluminación artificial cuando la luz natural no sea suficiente para iluminar la sala. Ten en cuenta la cantidad de luz que emite la lámpara, el rendimiento y duración que tiene, y el color aparente de la luz que emite.
  • Revisa periódicamente los aspectos relacionados con la iluminación.
  • Si usas luz artificial, trata que sea las lámparas y bombillas sean fluorescentes ya que logran producir iluminación de color blanco puro que se asemeja a la del sol en un 97%, y además no influyen en la temperatura ambiente.
  • Sitúa la luz artificial de manera que se produzcan sombras suaves.