Una oficina saludable es aquella cuyo diseño está enfocado hacia la salud y el bienestar de las personas. No nos referimos solo a nuestro bienestar físico, sino también a la salud emocional y social.

Una oficina saludable se traduce en beneficios sustanciales para todas las partes: los empleados pueden disfrutar de espacios más saludables, atractivos e inspiradores; las organizaciones encuentran valores positivos intangibles como la imagen de marca, y también otros medibles asociados al diseño de espacios de trabajo más productivos. 

La oficina se convierte en un importante factor de motivación para las personas cuando nos proporciona bienestar y calidad de vida. Factores como la ergonomía del puesto, la luz, el color… desempeñan un papel primordial en nuestro estado anímico, lo que está directamente relacionado con su capacidad de concentración, con su disposición hacia el trabajo… Una oficina saludable, por ello, es un valor en alza en las políticas de captación y retención del talento.

Además de los incentivos salariales o de los planes de formación a medida, los trabajadores valoran cada vez más el equilibrio entre su vida profesional y privada, la autonomía, la flexibilidad y la capacidad de elección. Demandan también un entorno de trabajo confortable y en el que se sientan a gusto.

WELL, el estándar de la oficina saludable

Las oficinas al servicio del bienestar de la gente que trabaja en ellas se están consolidado como un nuevo paradigma cada vez más extendido, respaldado por certificaciones como WELL Building Standard, el primer estándar de construcción del mundo centrado exclusivamente en la salud y el bienestar humano.

WELL Building Standard consta de 10 áreas de actuación, incluyendo cada una de ellas una serie de medidas: Aire, agua, alimentación (establecimiento de opciones alimenticias saludables y promoción de una alimentación sana), iluminación, movimiento (promoción e incorporación de actividades que permitan llevar una vida activa), confort térmico, confort acústico, materiales/equipamiento, mente (con la incorporación de políticas de bienestar corporativo) y comunidad, es decir, la creación de una cultura de la salud y una comunidad inclusiva y comprometida con estos valores.

En este post sobre certificación Well, hablamos sobre cómo puede ayudar Ofita a la consecución de WELL a través de nuestro mobiliario de oficina y especialmente desde tres frentes: el confort, la calidad de sus materiales y su capacidad para facilitar el movimiento de las personas.

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Oficina saludable, seis factores clave

WELL contempla diez factores clave para una oficina saludable, abordaremos los 6 más relacionados con el diseño y el equipamiento de la oficina.

1. Equipamiento ergonómico

¿De qué sirve instalar un gimnasio en la empresa (muy recomendable, por otra parte) si los puestos y espacios de trabajo de esas oficinas son la causa de diferentes patologías y enfermedades? Diferentes estudios señalan que un espacio de trabajo ergonómico mejora el rendimiento del trabajador entre un 20 y un 25%.

Un informe realizado por Ofita, señalaba que el 30% de los trabajadores se quejan de dolores de espalda (el 80% había padecido algún episodio de dolor de espalda en su vida), el 17% de dolor muscular en brazos y piernas y el 45% declaraba trabajar en posturas dolorosas o que provocan fatiga.

Los problemas más comunes que padecen las personas que trabajan en una oficina son:

  • Alteraciones visuales: quemazón, picores, tensión, borrosidad, vértigos, etc.
  • Problemas musculoesqueléticos: cervicales, dorsalgias, lumbalgias, etc.
  • De índole mental o psicológico: trastornos del sueño, ansiedad, estrés…

El mobiliario ergonómico, especialmente la silla de trabajo ergonómica, que se adapta a las personas, previene molestias y enfermedades, crea estados psicológicos saludables y reduce los índices de absentismo laboral. Es esencial, por lo tanto, para lograr una oficina saludable.

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Las lesiones y enfermedades relacionadas con la oficina generalmente suponen un elevado coste, que se traduce en horas de trabajo pérdidas (consultas médicas, bajas laborales, permisos para realizar rehabilitación…) y menor rendimiento. En Estados Unidos, en empresas que implantaron un programa de ergonomía se redujeron un 80 por ciento los gastos de compensación de los trabajadores.

Además del mobiliario, las condiciones ambientales de las oficinas son causa de enfermedades y molestias. Las de mayor impacto son el confort térmico, el acústico y la iluminación.

2. Flexibilidad

Los modelos de trabajo híbridos necesitan -más que nunca- espacios de trabajo flexibles que permitan a los empleados adaptarse a las diferentes necesidades y actividades, tanto individuales como colectivas; formales e informales. El mobiliario también debe ser flexible para acompañar a la oficina en su faceta más dinámica.

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3. Iluminación

Una iluminación inadecuada es uno de los mayores enemigos de una oficina saludable. Puede causar fatiga ocular, cansancio, dolor de cabeza… sin contar que nos puede obligar a adoptar posturas incorrectas que con el tiempo degeneren en problemas musculoesqueléticos. También produce falta de atención, desánimo, depresión, irritabilidad, fatiga y estrés, lo que puede ser causa de accidentes, poco rendimiento y bajas laborales.

Un problema muy habitual en las oficinas, relacionado con la iluminación, es la aparición de reflejos en las pantallas de los ordenadores, producidos por la presencia de focos de luz directa. Es necesario analizar la distribución de focos de luz en los puestos de trabajo para evitar este problema.

Otros dos problemas comunes son los deslumbramientos (asociados con la presencia de fuentes de luz directa muy intensa y también con la luz reflejada sobre superficies muy claras) y la insuficiente iluminación del entorno.

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Oficinas de Roche Gis, Madrid- Mobiliario Ofita

Entre los requisitos para una buena iluminación en los espacios de oficina se pueden citar los siguientes:

  • Nivel adecuado a la tarea: proporcionar la cantidad de luz necesaria para un determinado trabajo. La solución consiste en alumbrados mixtos, es decir, utilizar alumbrado general acompañado de iluminación localizada.
  • Un buen sistema de iluminación debe proporcionar contrastes lumínicos para una adecuada percepción de los objetos. Las superficies de las mesas en gris, crema o color madera natural proporcionan contrastes adecuados. Mejor los acabados mate que los brillantes.
  • Ausencia de deslumbramientos y brillos incontrolados. La iluminación debe ser uniforme, de manera que se puedan leer fácilmente los caracteres de la pantalla del ordenador o los documentos impresos.
  • En oficinas se recomienda un nivel que oscila entre 300-750 (lux).
  • La línea de visión de la persona a la pantalla debería ser paralela a las lámparas del techo. Estas lámparas no deben estar colocadas encima del operador.
  • Emplear luz natural siempre que sea posible.
  • Se recomienda situar la pantalla del ordenador de lado a la ventana.
  • No situar objetos brillantes detrás de la pantalla de ordenador.
  • Los colores de las paredes, techos y superficies de trabajo no deben ser ni muy oscuros ni excesivamente brillantes.
  • Muy relacionado con la iluminación está el tema del color. A la hora de equipar una oficina, se buscan aquellos colores que además de motivar a las personas hacia el trabajo, ayuden a crear un ambiente humano, agradable y confortable.

Psicológicamente es recomendable la aplicación de diferentes colores en un espacio de oficina a fin de no saturar la mente de quienes desarrollan su jornada laboral en ese espacio.

4. El ruido

Se estima que entre un 35 y un 40 por ciento de los trabajadores expuestos a niveles de ruido superiores a los 90 decibelios sufrirán pérdidas auditivas después de los 60 años.

El ruido es uno de los grandes problemas de los lugares de trabajo, ya que puede provocar estrés, fatiga, depresión, irritabilidad… y patologías más graves relacionadas con la tensión que el ruido genera. Afecta igualmente a la productividad de las personas ya que dificulta la concentración y la comunicación. Las personas sometidas a niveles altos de ruido sufren de fatiga nerviosa que disminuye su eficiencia en el trabajo.

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Cabinas Vetrospace – Ofita

Las cifras medias de las legislaciones europeas marcan como límite aceptable 65 dB durante el día y 55 dB durante la noche. En oficinas, el nivel sonoro máximo en zonas operativas debe ser de 50 dB; sin embargo, generalmente el nivel medio es mayor a 70.

La peligrosidad del ruido no sólo depende de su nivel en decibelios sino del tiempo diario durante el cual la persona está sometida al mismo. Se recomienda tener presentes los ruidos continuos de más de 90 dB como posibles causantes de enfermedad profesional y los ruidos esporádicos de más de 130 dB como causa de accidentes auditivos.

Además del aislamiento general del edificio, a la hora de diseñar el interior de una oficina saludable, es preciso analizar qué nivel de privacidad necesita cada espacio de trabajo, que vendrá determinado por el tipo de actividad que allí se realice y el número de personas.

5. Confort térmico

En una oficina saludable se debe buscar un ambiente térmico confortable para la mayoría de las personas que trabajan en su interior. La temperatura más indicada oscila entre los 20 y los 24ºC (20-22 en verano y 23-24 en invierno). Hay que rehuir de las elevadas, y debemos evitar una temperatura constante puesto que nuestro organismo necesita cambios de temperatura. El aire debe ser fresco, con un adecuado nivel de humedad y carecer de polvo en suspensión.

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6. Calidad del aire

La Organización Mundial de la Salud estima que entre el 10 y el 30% de los ocupantes de los edificios sufren problemas de salud que están relacionados con una calidad del aire interior deficiente.

La mala calidad del aire interior ocurre cuando la ventilación no asegura que las concentraciones de contaminantes se mantengan a niveles que no produzcan problemas de salud a los ocupantes. Existe una amplia variedad de contaminantes en una oficina: substancias químicas, bacterias, hongos, polvo, etc., originados por diferentes fuentes, como los sistemas de calefacción, el aire acondicionado, los productos de limpieza, los materiales de construcción, etc.

Para contrarrestar los efectos de un aire poco saludable, deberíamos pasar todo el tiempo posible en lugares con árboles o rodearnos de jardines. Según han descubierto diferentes estudios, también las plantas en el interior de los edificios (biofilia) tienen un beneficioso efecto descontaminante, al eliminar en pocas horas porcentajes muy elevados de sustancias tóxicas. Esa conexión con la naturaleza promueve el bienestar, la salud y el confort emocional en una oficina saludable.