El trabajo flexible es una de las tendencias laborales de los próximos años, sin duda. ¿Pero qué es el trabajo flexible? ¿Es lo mismo que teletrabajar?

Durante el último año hemos aprendido que el teletrabajo no es para todo el mundo, y que no todo el mundo puede teletrabajar. De hecho, según una encuesta sobre Equipamiento y Uso de las TIC en los Hogares del INE, en España solo el 35% de la población ocupada tiene trabajos susceptibles de ser realizados, en todo o en parte, en régimen de teletrabajo.

Los datos de la encuesta también nos descubren que en ese momento teletrabajaba el 69,5% de la población ocupada española susceptible de teletrabajar a tiempo completo, pero el 30,5% no. ¿Cuáles son los motivos que llevaban a que casi una de cada tres personas que podía teletrabajar no lo hiciese?

El 35,8% de los encuestados en esta situación señalaba la falta de voluntad de su empresa de implantar el teletrabajo, mientras que el 15,5% lo achacaba a que su empresa no disponía de medios tecnológicos suficientes.

trabajo flexible

La imparable evolución de las dinámicas de trabajo

Está claro que no todo son ventajas en el teletrabajo. Los contras de trabajar desde casa son numerosos, entre ellos, los problemas de privacidad o de confort. Pero más allá del espacio físico, las dinámicas de trabajo que se generan no son las más adecuadas para potenciar la colaboración y el trabajo en equipo o promover la conexión con la marca, la empresa y compañeros.

Muchas empresas empiezan a explorar fórmulas de flexibilidad laboral más allá del teletrabajo

Aún así, y a pesar de todos los contras, las formas de trabajo no pueden dejar de evolucionar. Son un reflejo de los cambios en nuestra sociedad. Y, de hecho, muchas empresas empiezan a atreverse a explorar fórmulas de flexibilidad laboral más allá del teletrabajo.

Cultura + tecnología + personas, las claves del trabajo flexible

Todo proceso de flexibilidad organizativa requiere de una determinada cultura corporativa que establezca el marco necesario para su efectividad.

Los principales componentes de esa nueva cultura son: confianza mutua, liderazgo participativo e inspirador, auto responsabilidad, empoderamiento, comunicación transversal, una adecuada conciliación entre la vida personal y la profesional y una valoración del desempeño orientada a resultados.

Es evidente que contar con una cultura de trabajo flexible se traducirá en modelo de negocio más ágil y sostenible en el tiempo.

Por otra parte, la flexibilidad debe apoyarse necesariamente en la tecnología. Las organizaciones deben garantizar el
uso de herramientas colaborativas, poniendo a su disposición además formación y un servicio de asistencia.

Pero hay un cambio que va más allá de la transformación digital. Se trata de las personas, de cómo trabajan y cómo entienden su relación con la empresa.

Del teletrabajo hacia la “vida flexible”

Cada día en más empresas, el foco de atención ya no es el porcentaje de tiempo de teletrabajo; la cuestión es cómo aprovechar todavía mejor las ventajas del teletrabajo. 

Hoy se preparan para impulsar algo más potente: “la vida flexible”, término que emplean APD y 3g Smart Group en su white paper “Teletrabajo?: Mejor vida flexible”.

La vida flexible se basa en un modelo de gestión por confianza que promueve la responsabilidad y la autonomía de las personas para elegir dónde, cómo y cuándo trabajan, según tipo de actividad que van a desarrollar y sus necesidades. “Esto es posible porque disponen de una mentalidad adecuada, han desarrollado las competencias necesarias y cuentan con las mejores herramientas (espacios, recursos y tecnología) para trabajar de forma flexible”, señalan en el white paper citado.

Un kit de espacios para el trabajo flexible

En la ultra flexibilidad no existe la oficina como único espacio laboral sino diferentes “escenarios de trabajo” que se complementan buscando el bienestar y la máxima productividad de las plantillas: espacios para el aprendizaje, para colaborar, para socializar, para concentrarse o para hacer una pausa.

Este kit de escenarios será cada día más habitual en el interior de las oficinas, pero los empleados también podrán encontrarlos fuera de ellas, según sus necesidades puntuales. Por este motivo, cada día son más los trabajadores que optan por trabajar desde el llamado “tercer espacio”, ese espacio público y social fuera del hogar y del trabajo, al tiempo que se extienden otros conceptos como el teletrabajo en oficinas satélite o en coworkings.

coworking

Existen varios tipos de oficina satélite. Una modalidad es la “oficina de vecindad” (neighborhood office): personas que viven cerca y que trabajan para empresas distintas crean una oficina conjunta. Comparten espacio, recursos y gastos.

En otra variante son las propias empresas las que crean empresas satélites en lugares estratégicos en los que residen bastantes empleados (drop-in-centers). Otra modalidad son los centros de negocios (business centers), en los que se pueden alquilar tanto despachos o salas de reunión por horas, días o meses.

Coworking

Espacios sociales para la interacción

También son cada vez más los entornos comerciales que destinan una parte de su área pública a ese tercer espacio de trabajo eventual. Desde hoteles hasta librerías pasando por cafeterías y tiendas, la oferta aumenta cada día y permite plantear el trabajo fuera del entorno laboral cotidiano. Incluso las sucursales bancarias se están convirtiendo en work cafés.

¿Qué tienen en común todos estos entornos? Buscan favorecer la interacción entre diferentes profesionales, en muchos casos externos a la compañía. La configuración colaborativa de este tipo de espacios permite conectar, colaborar y socializar fácilmente con otras. Es una forma de promover la creatividad e intercambio de ideas.